Venusplutón!

Contra el desempleo, ocio. He aquí una gran propuesta: éntrese en la web de TV3 y búsquese información sobre Casal Rock. Entre la variadísima carta de links, clíquese la pestaña Els retrats dels avis (Los retratos de los abuelos). Una vez allí, deléitese el viajero con los 25 breves clips que presentan a cada uno de los venerables participantes en el reality-show que esta primavera ha dominado las noches televisivas catalanas, un auténtico wild bunch de septuagenarios para arriba, desiguales aficionados al canto coral que el canal público catalán reclutó con la intención de convertir en efímeros cantantes de rock (entendiendo por "rock" esa línea argumental que une Outkast con Estopa, que santa Lucía nos conserve la vista a todos, jóvenes y viejos). Obviemos las legítimas coartadas morales (puentes intergeneracionales, jubilaciones redimidas, el sentido de la juventud y tal y tal) y centrémonos en los inmarcesibles valores de lo audiovisual, aquellos ante los que la ironía se toma un respiro.

Dejemos que hablen el formato dictador, el encuadre irreversible, el tono vertebrador, el ritmo inevitable y demás asignaturas invisibles en las que Casal Rock sobresale entre la agobiante mediocridad del resto de la clase, consiguiendo: a) justificar que un lunes por la noche los catalanes de bien y de mal enciendan la tele para seguir las evoluciones de una imposible versión catalana de Smells like teen roll spirit, y b) alimentar la sospecha de que la tele es la gran esperanza también aquí (entendiendo por "aquí" la delgada línea fronteriza que separa mi portátil del tuyo, y hasta aquí puedo leer). Regresemos al primer párrafo e insistamos en los clips de presentación de los ancianos, auténtico reverso luminoso de los Celebrities de Muchachada Nui. En el más grandioso de ellos una sevillana resume su vida en 83 segundos (que es mucho resumir), entonándola en forma de copla a medio camino entre las Ramblas y un almacén lleno de trajes de faralaes. Son apenas siete planos, rodados con una camarita más que casera y menos que profesional (¿casera? ¿profesional? ¿de qué estamos hablando?), que resumen a la perfección la habilidad de Casal Rock para actualizar el mito de los 15 minutos de gloria, con el aliciente de que en este caso los soñadores no tienen la esperanza de que el regalo que les trae la tele les vaya a cambiar la vida, no a estas alturas, lo que les da más libertad para actuar, que como todos sabemos es una de las grandes pasiones de los viejos.

Los personajes interpretados son aquí bellísimas creaciones cuya propiedad intelectual comparten los abuelos con un equipo técnico que los arropa tan bien como los retrata, con el buen gusto y la gracia necesarios para poner de acuerdo a un público tan heterogéneo como el que se ha dejado seducir por Casal Rock, una audiencia donde los rasgos demográficos o culturales son menos importantes que el reconocimiento de una manera muy divertida de ser y sentirse catalán. Porque pocas cosas hay tan catalanas como que los jóvenes se porten como viejos y los viejos como jóvenes. Pocas cosas tan catalanas como Marc Parrot y El Chaval de la Peca, como Els Pastorets, como Andrés Iniesta gritando "Visca Fuentealbilla!", como el cantante de Manel, como Buenafuente cuando habla en castellano, o como los hermanos Muñoz enseñándole a la señora Teresa Fors los secretos del Cacho a cacho, qué digo los secretos, las trampas por si se le olvida la letra. Así de buenos nietos somos los catalanes, que le contamos todo a los iaios.

Casal Rock

Dirigido por: Eli Pons
Dirección musical: Marc Parrot
Realización: Uri Garcia y Dani Resines
Guión: Gerard Farré-Escofet, Juanma Arizmendi y Flor Pascual
Producido por: Media 3.14, El Terrat y Televisió de Catalunya
Docuserie de 8 capítulos de 45 minutos emitida por TV3 en 2009