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¿Qué fue del videoclip?

House Of Cards (2009), de Radiohead por James Frost

“Se está produciendo un cierto retorno a lo más básico; tras el empacho de motion graphics y animación por ordenador, los vídeos hoy vuelven a ser más sencillos que nunca.”

mayo 2009 | biblioteca

¿Qué fue del videoclip?

por José Luis de Vicente publicado en ADN.es

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Hubo una época no demasiado lejana en que las imágenes más poderosas de la cultura audiovisual no procedían del cine, o ni siquiera de las series de televisión. En todo el mundo, un grupo de realizadores audaces deseosos de explorar nuevas direcciones y apoyados por una poderosa industria abrieron la era dorada del videoclip, un género hasta entonces menor y que se asociaba a lo más superficial y desechable.

Nombres como Michel Gondry, Chris Cunningham, o Jonathan Glazer se ganaron la categoría de autores con joyas como el duo de Bjorks robóticas de All Is Full Of Love o el viaje en tren de Chemical Brothers. Se multiplicaron los festivales dedicados a cubrir esta fértil escena, y los clips se publicaban en recopilaciones que no llevaban el nombre de los músicos, sino del director.

A finales de los noventa el videoclip ofrecía muchas posibilidades a los realizadores, y a diferencia de la publicidad, muy pocas limitaciones. La industria discográfica contaba con grandes presupuestos al servicio de músicos -Bjork, Radiohead, REM- que en vez de exigir que se les filmase de manera atractiva, entendían el clip como una oportunidad para expandir el universo de la canción, como un diálogo creativo con el director. La única condición era ser innovador.

La revolución de los efectos digitales fue la última pieza necesaria para que se rodasen memorables secuencias, sofisticadas y poéticas. Los mejores vídeos despertaban admiración en todos lados, desde Hollywood hasta la Biennale de Venecia.

La verdadera crisis

Hoy las cosas han cambiado mucho. La mayoría de aquellos directores se han licenciado y juegan en las ligas mayores del cine, con distintos grados de éxito. A algunos como Cunningham, les buscó la industria del arte, sin que se dejasen seducir del todo. Pero las vacas gordas se acabaron, y las condiciones son ahora mucho más duras.

La interminable caída de las discográficas ha hundido los presupuestos de sus departamentos de marketing, los que sostenían económicamente al videoclip. Además el auge de los American Idol y Operación Triunfo ha borrado por completo a la industria de la música de la televisión; paradójicamente, hoy en día es mas difícil aparecer en pantalla cantando si eres un músico reconocido que si eres un joven que te imita.

Ni en los canales especializados resulta sencillo; hace tiempo que la MTV se convirtió en una cadena de reality shows y gamberradas filmadas. En España acaba de desaparecer Fly Music, una de las pocas alternativas.

La MTV ha muerto, larga vida a Youtube

Tampoco a los festivales especializados les va demasiado bien. Uno de los pioneros, RESFEST, desapareció en 2007 y el otro, Onedotzero intenta reorientarse hacía otros territorios como la arquitectura y el diseño. En ambos casos se ha dejado sentir el impacto de la aparición de Youtube y Google Video. Antes, los videos más experimentales sólo podían verse en eventos especializados; ahora, están todos en la Red.

Internet es el refugio natural y la principal esperanza de los realizadores de clips, y la industria se está preparando para ello. Para el crítico especializado Matt Hanson, "todavía estamos en una fase de transición hasta que se exploten todas las posibilidades del video online. El video musical está en un momento discreto."

Inevitablemente, su lenguaje tendrá que cambiar

Las espectaculares odiseas visuales del pasado son difíciles de justificar en la micropantalla, y sólo alguien como Bjork puede sacar adelante proyectos como Wanderlust, quizás el más exhuberante del 2008.

Se está produciendo un cierto retorno a lo más básico; tras el empacho de motion graphics y animación por ordenador, los vídeos hoy vuelven a ser más sencillos que nunca.

Spike Jonze, por ejemplo, sólo necesita un coche, una modelo y un maletero abierto para trazar toda una narración de alto impacto en Flashing Lights, su video para Kanye West. Mike Mills, otro de los realizadores de renombre se acerca a la videoperformance en su clip para Blonde Redhead, con una pieza protagonizada por la artista, actriz y directora Miranda July. La premisa: una pose distinta por cada segundo de clip.

Del mashup al software clip

El primer impacto del medio online en el video musical ha sido el hecho de que los realizadores no sean ya los únicos en filmar clips. Youtube está llenos de videos no ofciales realizados por fans, y de toda clase de remezclas virales que a veces han tenido más impacto que sus versiones "profesionales". Es el caso de esta pieza que, usando un tema de Daft Punk, ha tenido el suficiente éxito como para ser saqueada en una reciente campaña de publicidad de Telefónica.

El duo francés de electrónica está tan interesado en la "estética youtube" que su clip más reciente imita a los temblorosos fragmentos de concierto grabados con el móvil o la cámara de fotos que inundan el popular servicio de videos.

Otra dirección es fusionar el lenguaje del clip con el de la interacción, desarrollando videoaplicaciones que inviten al espectador a participar en una experiencia lúdica. Arcade Fire, una de las grandes bandas del momento, desarrolló dos misteriosos juguetes en Flash el año pasado para sus temas Neon Bible y Black Mirror; el último es tanto una narración audiovisual como una mesa de mezclas multipistas que nos permite reconstruir la canción.

La cámara después de la cámara

El último intento por revitalizar el medio del videoclip y devolverle su función de experimento creativo y escaparate promocional ha llegado esta semana, como en muchas otras ocasiones anteriores, de la mano de Radiohead. House of Cards asegura ser el primer vídeo grabado sin cámaras; en él se han empleado 64 lásers que han escaneado y reconstruido, como en una ecografía tridimensional, el rostro de Thom Yorke y distintos escenarios urbanos. Para ello la banda de Oxford ha reclutado al veterano director James Frost y al artista digital experto en visualización de datos Aaron Koblin.

El aspecto más novedoso del proyecto viene de la mano de Google, que ha montado un site donde permite descargar y utilizar libremente todos los datos que se captaron con los lásers. Un grupo de Youtube muestra los primeros experimentos realizados con los datos por hackers, programadores y artistas del código.

 

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