Venusplutón!

¿Post-videoclip?

Un passé ou deux (2006), de Plastic D’Amour por Nicolás Méndez

“venuspluton!com nace con la intención de ejercer como un nuevo y discreto intermediario, como un gran proyector de gente que cree en la música y que confía en la verdad, en la belleza o, como mínimo, en la bondad de sus imágenes.”

mayo 2009 | originales

¿Post-videoclip?

por Marc Prades

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Una de las mayores deficiencias de la escena musical independiente española, frente a la todopoderosa cultura audiovisual anglosajona, es su alarmante falta de imágenes referenciales de calidad. Los motivos son muchos y atábicos, y muy a menudo los prejuicios y los análisis superficiales solapan la realidad llevándola a una caricatura de difícil salida.

Desde el nacimiento de la cultura joven con el estallido del rock’n’roll para blancos en la postguerra mundial, la música va ligada a la imagen como la nocilla al pan de molde. El rock, el pop, el folk, el soul, el blues, el jazz, son todos inventos anglosajones nacidos de su imbatible sentido del espectáculo. El mejor de los inventos americanos, sin duda. Tan bueno como la patata. Y España, como cualquier otro país agasajado por el modelo americano, ha mamado de sus músicas e imágenes sin rechistar. Y eso no es ningun crimen. Ahora bien, ni el volumen del mercado, ni la sofisticación de su maquinaria, ni la potencia de su comunicación es la misma. Y si no se crean ni se miman mecanismos y espacios de visibilidad, promoción y sentido crítico aquí, estamos perdidos. Es entonces cuando llegan los prejuicios, la mala ostia y el desinterés más profundo. La ignorancia, vaya.

No se trata ahora de engloriar a toda nuestra escena musical porque sí, pero lo que tampoco se puede hacer es eliminar de la lista a todos aquellos que viviendo en Barcelona, por ejemplo, se creen que viven en la América de Wilco o la Velvet, en el Londres del último hype o en la Francia de Godard o Manu Chao. El catalán es una lengua y Serrat fue Dios, Sisa la cabrita loca del pastor y Antònia Font el rey negro zumbón. Y es maravillosa. Y esto no se ha empezado a normalizar porque Pujol ya no esté, que también, sinó porque unos cuantos iluminados empezaron a hacer buena música simplemente porque sus cuerpos se lo pedían. Y si la música está, porque la música siempre está (y más en este momento de refundación y acceso total), ¿porqué no visualizarla?, ¿porqué no hacerla patente?, ¿porqué no dignificarla audiovisualmente de una vez por todas?, ¿porqué no mirarla íntimamente, sin grandes ni poderosos intermediarios, desnuda, en tus narices, en tu ordenador, en tu iPod o en la pantalla que te dé la gana?

La experiencia del directo vuelve a ser la piedra angular del nuevo negocio musical. Y la red, el motor de su relación con el público. Y eso significa menos coartadas, más control y más autenticidad para el músico y su público. Toda una oportunidad, que diría el analista más optimista. Y en este nuevo contexto, el videoclip tradicional, el lenguaje videoclipero, eso que lo contaminó todo en los 90, anda bastante desorientado. Entendiéndolo técnicamente como lo que es: un spot publicitario, si su principal objetivo de hoy ya no es persuadir al público para que compre un artefacto físico como un CD, sino para que acuda a un concierto, para que vea y viva la música en directo y haga funcionar la rueda del negocio, no queda muy claro que el realizador moderno de turno, en función del presupuestazo o no que le dicte la discográfica, siga apoderándose de sus imágenes, marcándonos una única y exclusiva interpretación posible. Lo que hecho recientemente Radiohead con el concurso de videoclips es un claro ejemplo. Y eso es sólo la punta del iceberg. O la curiosa tendencia actual, en contraposición al ritmo vertiginoso clásico de su lenguaje, de relantizar las imágenes hasta el extremo, tal como si estuviéramos en un concierto extasiados por su marea y las drogas, otro.

La industria musical independiente española es pequeña, porque el país también lo es, y lo es en varios sentidos. Su eco en los medios, en internet, el cine o la televisión, es escaso y muy mal explicado. Pero afortunadamente todo esto está saltando por los aires. Y principalmente porque ya no hay que depender de ese antiguo modelo industrial para salir por ahí, tocar con tu grupo y creértelo, que es de lo que en el fondo se trata: de que te lo creas y de que se lo crean. venuspluton!com nace con la intención de ejercer como un nuevo y discreto intermediario, como un gran proyector de gente que cree en la música y que confía en la verdad, en la belleza o, como mínimo, en la bondad de sus imágenes. Y con una clara apuesta: la discriminación positiva hacia los músicos y realizadores españoles. O mejor dicho, a los que estén produciendo música y imágenes en territorio español, sean de donde sean, se sientan de donde se sientan, canten en la lengua que canten. Ellos son los únicos protagonistas. Por una vez. We can be heroes.

 

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