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Harto de todo. Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona. 1979-1987

Último Resorte

“A lo largo de la lectura, uno queda convencido de la existencia del punk en Barcelona durante los años ochenta y queda atrapado por las curiosas anécdotas y los detalles enriquecedores que aparecen cada dos por tres. Sin embargo, cuando dicha lectura termina, se tiene también la sensación de que el movimiento fue limitado y en ocasiones fugaz”

noviembre 2011 | originales

Harto de todo. Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona. 1979-1987

por Laura Gómez Vaquero

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"Este libro no es un homenaje, es una afirmación" (p. 12, Prólogo, Harto de todo. Historia oral del punk en la ciudad de Barcelona. 1979-1987, de Jordi Llansamà. BCore Disc. Barcelona. 2011

De entre los fenómenos musicales surgidos durante los años posteriores a la muerte de Franco y que se desarrollaron a lo largo de la década de los ochenta, el de la Movida madrileña es el que más visibilidad ha tenido en los medios. Harto de todo viene a ampliar la mirada hacia la escena musical de esos momentos centrándose en un movimiento, el punk, que, exportado directamente de Londres, se materializaría en Barcelona (así como en ciudades como Vitoria y Madrid) aún cuando fuera de una manera más modesta y, sobre todo, menos “llamativa”.

Arqueólogo musical dedicado a la reedición de grabaciones de la primera hornada punk y hardcore acaecida en la Barcelona de los ochenta, Jordi Llansamà utiliza su posición privilegiada como miembro activo de dicha escena para componer esta vez una estampa donde los testimonios de algunos de los miembros de las bandas de punk y hardcore más significativas son el grueso del volumen; y donde, pese a ocupar menor espacio, la presencia en las últimas páginas de las experiencias de responsables de fanzines, radios libres, locales y tiendas, así como de material documental inédito consistente en recortes de prensa, fotos, carteles, flyers, entradas, etc. es indispensable a la hora de entender el fenómeno.

En la línea del paradigmático estudio de Legs McNeil y Gillian McCain titulado Please Kill Me: the Uncensored Oral History of Punk (Penguin, 1997; aparecido en España en 1999 con el título de Por favor mátame: una historia oral del punk), Harto de todo es, pues, el resultado de un trabajo de búsqueda que tiene como principal objetivo constatar que el punk “existió en Barcelona”, pese a que lo hizo “totalmente al margen del negocio musical, de la prensa y de la farándula”, como afirma el propio Llansamà (p. 12, “Prólogo”).

Más allá del acierto del tipo de formato que el autor ha elegido para recoger y plasmar los testimonios de los que fueron personajes activos en la conformación de una escena punk en Barcelona (un formato que intuimos, puesto que en ningún momento se nos explica el método empleado a la hora de obtener y transcribir la información que aparece en el libro), lo cierto es que la lectura de los diferentes relatos, uno detrás de otro, lanzados por algunos de los miembros de Último resorte, Frenopaticss, Attak, Shit s.a., Kangrena, Decibelios, Sentido Común, GRB, L´Odi Social, Subterranean Kids, Anti/Dogmatikss, Skatalà, HHH y Monstruación permite al lector conocer las circunstancias que dieron lugar a la aparición y el desarrollo del punk no ya sólo en Barcelona, sino también en el resto de España.

» Barcelona es diferente de Último Resorte

Entre ellas, resulta especialmente relevante la configuración de una mínima infraestructura que funcionara como espacio de encuentro. Desde este punto de vista, el papel de los precursores fue definitivo a la hora de que el movimiento se configurara como tal: en un principio, los contactos surgían de manera fortuita por medio de la identificación visual (las chapas, las cazadoras de cuero, las botas y demás elementos no eran habituales en la España de finales de los setenta), y la información llegaba tanto de revistas (Vibraciones, Popular 1) y programas radiofónicos y televisivos que dedicaban monográficos al punk (entre estos últimos, el Popgrama, de Carlos Tena), como de alguna visita extraordinaria y privilegiada al extranjero. Más tarde, los hermanos pequeños de los que un par de años antes habían ejercido de verdaderos precursores del Do It Yourself, llamados por sus hermanos mayores “los punks del Mundial”, podrían ya disfrutar de un paisaje más rico, no sólo por la presencia de bares autogestionados (Kafe Volter), salas de conciertos (El Sótano, Blanco y Negro, La Cibeles, Zeleste), fanzines (Informe, N.D.F., Melodías Destruktoras, Voll-ker), tiendas (Informe de Modos y Modas) y radios libres (Radio Pica), sino también por la existencia de una mayor fluidez con el exterior (no ya Londres y Estados Unidos, sino sobre todo Italia y Ámsterdam).

» Odio obedecer de L´Odi Social

Por otra parte, el estado de recomposición política, social y cultural en el que se encontró sumido el país desde 1975 hasta entrada la década de los ochenta aportó una serie de peculiaridades al fenómeno. Por ejemplo, la facilidad en la obtención de anfetaminas por medio de recetas falsas, cuyo uso fue determinante para la primera hornada de grupos punk (como explica Alfredito, de Monstruación, “la droga, más que un ingrediente básico, era como un tipo de especie [sic]: condimentaba”; p. 391). También, la ausencia de espacios de ocio para una juventud que encuentra sus referentes en Europa y Estados Unidos; lo que, eso sí, promovió la reapropiación de espacios ajenos (como, por ejemplo, el uso del prostíbulo Texas como sala de conciertos) hasta la aparición posterior de lugares de reunión propios. Asimismo, la ausencia, en un principio, de cualquier posicionamiento ideológico respecto a la realidad circundante (“las ideas no estaban bien definidas, era más una actitud”, dice Silvia, de Último resorte, p. 24; “…en aquel entonces acabábamos de salir del franquismo […], estábamos muy verdes”, confiesa Pá, p. 415): a este respecto, el concierto de los estadounidenses MDC, grupo de hardcore cuyas letras tenían un alto contenido político, es recordado por la mayoría de los presentes como una auténtica revelación (durante su actuación en Barcelona dos de los integrantes explicaban entre tema y tema el significado de sus ácidas letras en castellano). Y, por último, la inexistencia de un dispositivo legal claro relativo a los límites en la emisión radiofónica (de ahí el surgimiento de “radios libres”) y de un protocolo de actuación respecto a fenómenos nuevos como el squat (cuyos responsables eran designados por determinada prensa como los “ocupa-pisos”).

» Oi! Oi! Oi! de Decibelios

A lo largo de la lectura, uno queda convencido de la existencia del punk en Barcelona durante los años ochenta y queda atrapado por las curiosas anécdotas y los detalles enriquecedores que aparecen cada dos por tres. Sin embargo, cuando dicha lectura termina, se tiene también la sensación de que el movimiento fue limitado (“En aquella época éramos cuatro gatos”, dice Mimo, de Subterranean Kids, p. 297) y en ocasiones fugaz (“Fue como una pastilla efervescente”; Panko, de Attak, p. 61). Pese a la cierta presencia del fenómeno en la prensa (un texto de El País llegó a referirse a él como la “movida barcelonesa”; ver recorte de prensa en p. 539), lo cierto es que la actividad de los grupos era intermitente y su producción tendente a escasa. Quizá un apartado final donde se aventurara una especie de cronología del fenómeno hubiera ayudado a apuntalar la información que se encuentra diseminada a lo largo de las 628 páginas del libro, así como a delimitar un panorama que en ocasiones parece diluirse.

En cualquier caso, Harto de todo logra acercar al lector a un fenómeno que, aunque pasó más inadvertido que en otros lugares (Vitoria, sin ir más lejos), igualmente aportó novedad y frescura a la Barcelona de los años ochenta, vehiculando los sentimientos e impulsos de una juventud que en esos momentos se encontraba necesitada de cambios (así lo verifica el rotundo título de la breve introducción que el autor dispone al comienzo del libro: “punk rock saved my life”).

» Gente de Subterranean Kids

 

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