Venusplutón!

El despertar del videoclip español

Suena brillante de Joe Crepúsculo (2008)

“El videoclip vivió muchos años en el sótano de los géneros menores y todavía no tiene la consideración de disciplinas similares, como las videocreaciones. No deja de ser curioso que en las escuelas de cine se estudie Taxidermia, un corto de Luis Cerveró que profundiza en la abstracción y el cine conceptual, y en cambio se ignoren sus filmes para canciones.”

agosto 2010 | biblioteca

El despertar del videoclip español

por Jesús Miguel Marcos publicado en Público

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Como un ancla al fondo del mar, la palabra videoclip está íntimamente ligada a los ochenta, la MTV o Michael Jackson. Sin embargo, fue en la década de los noventa cuando vivió su gran despliegue artístico, gracias a realizadores como Spike Jonze, Chris Cunningham o Michael Gondry. En los últimos años, internet y la revolución tecnológica han propiciado la tercera revolución del videoclip.

En España, este género híbrido tan popular y quizás por ello infravalorado, vive un particular período de esplendor. "Hay un mundo de pequeñas productoras que, a través de relaciones personales y de gustos en común con los músicos o discográficas, están despertando mucho interés con producciones inusuales", explica Susana Blas, comisaria de Mundo aparte, una muestra que el Instituto Cervantes le dedica al nuevo videoclip español.

Hace un par de años, el vídeo de la canción Liar To Love, de Christina Rosenvinge, llamó especialmente la atención. Presentaba imágenes inconexas, mezclando ilustraciones de un libro de anatomía o piñas que vuelan con secuencias en las que la cantante pinta palabras sin sentido sobre la nieve con un bote de espray. Era, cuando menos, chocante. "Este vídeo, de Luis Cerveró, puede servir de ejemplo de lo que se está haciendo ahora. Son obras que remiten al escapismo, cierto nihilismo, no se preocupan por temas políticos o reivindicaciones. En concreto, Cerveró habla de mundos apartados y oníricos, con referencias literarias y temas como la recuperación de la infancia perdida", afirma Blas.

Cuando habla de videoclips, Cerveró, como muchos, menciona la pasión y la sinceridad. "Tampoco le pido demasiado a un vídeo para poder disfrutarlo, simplemente que no lo hayan hecho como quien se ata un zapato", explica el director.

El videoclip vivió muchos años en el sótano de los géneros menores y todavía no tiene la consideración de disciplinas similares, como las videocreaciones. No deja de ser curioso que en las escuelas de cine se estudie Taxidermia, un corto de Luis Cerveró que profundiza en la abstracción y el cine conceptual, y en cambio se ignoren sus filmes para canciones. "Si no valoramos estas piezas como se merecen, dejaríamos en el olvido una parte importante de la historia audiovisual en España", razona Susana Blas.

La canción más exitosa del año pasado en España fue Tenía tanto que darte, del dúo catalán Nena Daconte. A diferencia de gran parte de los vídeos facturados por las discográficas multinacionales ("que se hacen como en una cadena industrial", apostilla Blas), esta pieza de Marc Lozano asombraba por sus escenas imaginativas y la holgura de medios, algo difícil de encontrar en un sector donde la precariedad es el pan de cada día.

Y es que muchos músicos ya están cansados de hacer vídeos que no aportan nada y por eso buscan a alguien que les plantee algo interesante, distinto. "Desde el primer momento, Marc planteó una producción llena de elementos y color, rodada al estilo de los vídeos clásicos de los primeros pasos del digital, utilizando las mismas cámaras de entonces (un par de Sony PD 150) y con un estilo de filmación muy punki y descuidado", dice Óscar Romagosa, director de Nanouk Films, productora del vídeo.

Las productoras son las principales responsables de la riqueza de los nuevos videoclips españoles. Desde el año 2000, compañías como Nanouk Films, Les Noveaux Auteurs, Struendo, Sofa Experience o Common Films han apostado por la vocación artística. Según Susana Blas, "estas productoras actúan como catalizadores. Los productores y los realizadores son afines, tienen entre 25 y 35 años y se reúnen para hacer cosas".

Pobres pero felices

Aunque estas productoras han trabajado con artistas importantes (Los Planetas, Andrés Calamaro, Marlango, Bunbury...), no pueden mantenerse sólo con los videoclips. "Es una oportunidad de hacer una especie de corto. Cobras poco, pero haces algo bonito. Normalmente, los presupuestos van de 6.000 a 30.000 euros, pero estos últimos son los menos", explica Óscar Romagosa.

En categorías inferiores, las condiciones son bastante más fangosas, lo que no impide que los videoclips sobresalgan. Uno de los vídeos más impactantes de este año lo realizó Samuel Zapatero para She Is My Man, una canción del músico zaragozano Bigott. Se trata de un inquietante plano-secuencia hecho en un día con la ayuda de cinco amigos y presupuesto cero. "Muchas veces es bueno no tener dinero, porque así te estrujas la cabeza y te salen mejores ideas", dice Zapatero, que tuvo que renunciar a incluir un hombre ahorcado porque no tenía medios para hacerlo.

Una iniciativa muy atractiva es venuspluton!com, una web de reciente creación dedicada al videoclip. Su objetivo: dignificar el género. "Hay un filón impresionante. Videoclips que son buenos porque nacen por el placer de hacerlos, no por el típico proceso industrial que ha funcionado hasta ahora, sujeto a mil condicionantes. Esa es la revolución e irá a más", explica Marc Prades. Y su revolución se asienta en tres palabras: calidad, innovación y pasarlo bien.

Cuatro videoclips de jabugo (enlace)

El domingo escribí un reportaje titulado El despertar del videoclip español sobre el trabajo de jóvenes directores y nuevas productoras que están haciendo trabajos innovadores, arriesgados y muy personales en nuestro país.

Lamentablemente, debido a una novedad en el «caso Roman Polanski» hubo que recortar el artículo. Lo que os perdisteis fue la parte en que varios protagonistas del reportaje elegían y comentaban su videoclip favorito. No os preocupéis. Aquí los tenéis.

El primer videoclip lo recomienda, nada más y nada menos que J.A. Bayona, director de El orfanato y de más de 40 videoclips (entre ellos, unos cuantos de Camela).

» Coffee & TV de Blur (Hammer & Tongs, 1999). "Me gusta por el sentido del humor, que es más corriente ahora que hace 10 años. Destacaba por aplicar efectos especiales de una manera inteligente. La historia del cartoncito de leche tiene mucho desparpajo. Utiliza sabiamente la técnica, no alardea".

El segundo videclip llega de la mano de Luis Cerveró, director de videoclips para Christina Rosenvinge, Marlango o Joe Crepúsculo, entre otros.

» Heroes de David Bowie (Nick Ferguson, 1977). "Muchas veces nos complicamos demasiado. Y este vídeo es una lección de que con tres luces, un poco de humo y un travelling puedes conseguir un resultado cojonudo. Es uno de esos vídeos que puedo ver millones de veces. Claro que es Bowie y es Heroes, que sólo con eso hay que ser muy burro para hacer algo malo. Pero la sencillez de la propuesta me parece la mejor elección precisamente por eso. ¿Qué vas a añadir? ¿Qué más necesitas? Y lo que consigue Ferguson es elevar al músico a un valor iconográfico casi totémico. Además, como en todos los trabajos tocados por la magia, está la perfección que sólo puede dar la suerte, con esas entradas de luz entre las piernas siempre sincrónicas con un cambio musical. Obra maestra absoluta por su sobriedad, contención y precisión".

El tercer vídeo lo ha elegido Susana Blas, comisaria de la exposición Mundo aparte: Nuevo videoclip español, en el Instituto Cervantes.

» Tenía tanto que darte de Nena Daconte (Marc Lozano, 2008). "Me interesa esta pieza porque detrás de su aparente sencillez y de su resultado festivo hay un inteligente trabajo sobre la textura de la imagen que se logró imitando los vídeos musicales clásicos de los 80. Lozano utilizó las cámaras de entonces, en concreto la Sony PD 150, y un estilo de rodaje calculadamente descuidado para recrear ese ambiente".

Y por último, el zaragozano Samuel Zapatero, director de uno de los videoclips del año (She Is My Man, de Bigott).

» Ya Mama de Fatboy Slim (Traktor, 2001). "No sé, siempre me acuerdo de la primera vez que lo vi, nada más empezar el vídeo, en los primeros bailes, me entró una risa nerviosa, mi cuerpo hacía espasmos intentando seguir el ritmo de aquellos atípicos bailarines, no lo puedo evitar, me pasa cada vez que lo veo, luego me empezaron a caer algunas lágrimas al ver los movimientos de los primeros clientes que escuchan la cinta en el mercado y terminé llorando de risa en el sofá e intentando imitar aquellos movimientos, es cierto que había tomado un par de gintonics pero también es cierto que es muy difícil que un simple videoclip consiga algo así".





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