Venusplutón!

Marçal Forés sacaba en su primer corto Yeah, Yeah Yeah! a los Bananas tocando en un sembrado en medio de una situación surrealista como telón sonoro y dramático de una historia de amor adolescente en el que los “no” quieren decir “sí”. Pegado a la escena musical underground de Barcelona, el desarrollo de su lenguaje visual bebe tanto de Wes Anderson como del Do It Yourself de bandas como J.Irizar toca la batería o Les Aus. Ese hacer lo que le gusta a uno, sin preguntarse si a alguien más le gustará, sólo por el placer de hacerlo.

Precisamente para Les Aus, cuando aún eran The Cheese, firma su pieza musical más brillante. El videoclip, entendido como una herramienta de promoción de un artista, pierde su sentido industrial porque la discográfica (Ozono Kids plataforma de edición del propio grupo) no se rige por los mismos cánones que cualquier máquina de hacer dinero (vean el arte de su catálogo) y el posible destino en televisiones se antoja casi misión imposible. Que la canción tenga un reflejo en imágenes; que Forés tuviera la necesidad de volcar una idea visual o morir; la visibilidad de una escena casi voluntariamente exiliada de los medios como estrategia política y vital que les llevará a fracasar entre olor a gloria o a brillar como supernovas en dormitorios privilegiados. Hay mil motivos pero me temo que el industrial era el de menos. La frenética animación practicada sobre el dúo tocando Scooby Dude retuerce la canción que ya de por si es una soga tensa, brillante y tímbricamente colorida. El plus del tema es que no solo ofrece psicodelia y humor; aquí hay narración: el acto del rock es filmado, esquivado y por su propio torrente energético, desaparece y acaba en el techo. Desde donde tocan los grandes.

Desde que pintábamos en cuevas nunca ha habido motivos claros para crear imágenes. Se hace porque sí. Y punto.

» Scooby Dude de Les Aus por Marçal Forés