Venusplutón!

06 junio 2012 | videoclips

Escola de colors
Ocellot

realizador: Lluís Huedo
música: Ocellot
discográfica: Discos La Gàbia
año de producción: 2012
descarga/fuente: Vimeo


Cuando uno se dispone a hacer un vídeo, sea videoclip, documental, película o un BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) tiene un abanico infinito de posibilidades: dónde rodar, con qué rodar, a quién, qué colores, ritmo de montaje, etc.

Actualmente y de manera habitual, lo primero que se suele hacer es "buscar referencias", "documentarse" y otros sinónimos de copiar, eso tan típico del rollo así pero con esto de ese vídeo que sumado a las modas y tendencias crea unas corrientes pseudoinvoluntarias de creación.

En mis procesos de producción y creación todo va al revés. Primero hay una idea, aunque esa idea sea visual o sensitiva, un querer plasmar o reproducir un algo, y hacerlo con un objetivo claro. En el caso de los videoclips es fácil: ¿qué coño me dice esta canción? ¿Qué coño me dice este grupo? ¿Hacia dónde va todo esto? Junto a la idea, el apartado que más me interesa es el de la producción. No entiendo una producción con un sentido y una realización con otro. Todo es todo, todo es lo mismo. En un videoclip fiestero la producción tiene que transmitir fiesta, en uno triste, también. Pero tiene que filtrarse por todos los medios aquello que se va a hacer para que vayan de la mano desde el que realiza hasta el que pasa por ahí sin saber qué se está haciendo.

Un poco a lo Hitchcock pero sin malos rollos. Para mí la clave es procurar todo aquello que siempre pedimos en los trabajos: honestidad, respeto, buen rollo, permisividad y valoración de las capacidades, una apuesta por una meta común en la que todo el mundo se pueda sentir lo más cómodo posible. Para ello la administración del feedback es lo más importante. Desde contar todo lo que pueda pasar a todo el mundo hasta callar y afirmar que te estás guardando un as en la manga sin que nadie sufra.

Detesto el uso de actores como monigotes, el uso de la gente para un super plan que nadie entiende por qué no está a la altura. Y una mierda, quizá el tío que trae los cafés es el más inteligente y puede acabar aportando la guinda de todo el trabajo.

Para mí es muy importante cargarse el sistema clásico de trabajo buscando el mínimo soporte técnico, la mínima producción, la sencillez en el proceso y dejando de intentar hacer cosas grandes si se puede hacer algo fácil. Nada de grúas, nada de fuegos artificiales tan hollywoodienses. Todo lo más punk posible. Esta práctica está basada en el DIY y en la artesanía, no es nada nuevo, lo sé. La grandilocuencia y lo efectista para los que prefieren pagar y buscar el camino rápido antes de rebanarse los sesos para contar lo que se pretende.

En este caso la producción se ve reducida a una idea cromática y a un juego de luces en base a una canción psicodélica llamada Escola de colors (Escuela de colores). Entre lo más destacable de Ocellot y de la discográfica (Discos La Gàbia) está el handmade, lo artesano, lo artístico y, musicalmente, lo tribal y auténtico mezclado con aparatos electrónicos (sintetizadores y demás), así que para mí esa suma era este videoclip.

Para este videoclip quise prescindir de ayudantes de nada, de operadores de nada, quería lograr estar yo solo con la cámara para que "los actores" se pudiesen sentir ellos mismos. Muy solos y aislados. Intentar que los actores no estuvieran en inferioridad numérica para que no se convirtiera en un rodaje. Los rodajes matan todo espíritu humano y para mí es ese espíritu humano lo que tiene más valor. Para ello solo conté con la única ayuda de Rosina, la única que sabía qué pasaba y qué pasaría, una sola mano derecha.

Este videoclip se ha hecho a partir de una idea dejándola salir para que los demás improvisáramos entorno a ella. No había guión, tan solo las pinturas, las antorchas hechas a mano y las localizaciones, el resto fue como una jam.

Dentro de lo que es el lenguaje puramente audiovisual y lo que es el lenguaje de la canción en sí misma, la relación de planos e ideas pretenden mostrar un diálogo entre una vertiente más arcaica y cotidiana, el campo y la naturaleza, con otra más humana, vanguardista y tecnológica, las luces de los edificios contemporáneos. Bajo el velo de la pintura y utilizando a los actores como nexo (que son dos de los integrantes del grupo), fluye el vídeo de un escenario a otro para que sea el espectador quien ubique dónde se relamen mejor, dónde pertenecen y dónde son ajenos.

A partir del trabajo de Ocellot y a un paso de la performatividad, con este vídeo pretendo poner de manifiesto los colores, su uso y su lenguaje, a la vez que todos los implicados en el proceso, desde los que se despelotan a 10 bajo cero y cubiertos de pintura hasta quien hace los grafismos (ojo a Tania Terror), se puedan llegar a sentir a medio camino entre hacer algo realmente importante para nosotros y disfrutar del juego, ya que al fin y al cabo todo es un juego.

por Lluís Huedo




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