Venusplutón!

Durante muchos años, este documental había sido para mi un sólo plano -mostrado en una clase- que ejemplificaba cómo presentar un personaje. En formato panorámico y con un contundente blanco y negro, el cuadro mostraba un campo de trigo donde la siega abría un camino. Por él, avanzaba frontalmente un minúsculo personaje mientras un ligero zoom in atenuaba suavemente la dilatada duración de la toma. Ya en primer término, la cámara se veía obligada a reenfocar para capturar en primerísimo primer plano un rostro surcado por unas arrugas tan adustas como el paisaje y por una prominente cicatriz. Hoy, este plano sigue pareciéndome soberbio. Y la película, buscada, conseguida y hoy de nuevo revisada, sigue conservando su fuerza plástica y su expresividad discursiva.

Agujetas cantaor (1999) de la modelo y cineasta Dominique Abel es un acercamiento en clave biográfica a una de las leyendas del flamenco Agujetas de Jerez -el nombre artístico de Manuel de los Santos Pasto- tan crudo, directo y sobrio como su cante. La cinta, con una excelente fotografía a cargo del ya fallecido Jean-Yves Escoffier (habitual de Leos Carax, y colaborador puntual de Scorsese o Varda), engarza unas intensas actuaciones en directo con una serie de impresiones sobre la vida y el arte del cantaor jerezano enunciadas por sus amistades y en primera persona. Humilde de origen y analfabeto de vocación ("una persona si sabe leer y escribir ya no puede cantar flamenco, porque entonces pierde la pronunciación"). Genuino ("todas las mañanas me duele la cabeza [...] porque todas las noches sueño el cante"), inspirado y heredero de una secular tradición familiar ("el que no canta [en mi familia], no habla"). Amante ("yo no he venido al mundo a estar solo"), pero no amado. Generoso y libre.

La película muestra un Agujetas poliédrico, que no se acota ni se agota, al tiempo que deviene (voluntaria y, casi, naturalmente) un ejercicio de orografía sobre un rostro que condensa la aspereza de su cantar y la vitalidad de su sentir: entre sus profundas arrugas destacan unos brillantes y vivaces ojos negros subrayados por unas largas pestañas. Así, el rostro funciona aquí como el perfecto espejo de una tradición flamenca que reivindica cierto primitivismo como símbolo de pasión y pureza.

» Fragmento de Agujetas cantaor de Dominique Abel